Hoy en día no es raro encontrarnos con videojuegos protagonizados por personajes femeninos. Lara Croft, Jill Valentine o Faith Connors son nombres que a los aficionados al ocio digital no nos son ajenos. Sin embargo, hasta el punto de inflexión que supuso la saga de Tomb Raider, el uso de un protagonista femenino era toda una rareza e incluso un riesgo, pocas compañías estaban dispuestas a poner a una mujer a la cabeza de un videojuego orientado mayoritariamente a un público masculino. Aunque al respecto de esta característica hubo honrosas excepciones y el juego que hoy nos ocupa es un buen ejemplo.
Jill of the Jungle es una trilogía publicada por Epic Megagames en 1992 para PC. El formato de distribución del juego fue el shareware, sistema por el que se distribuía de forma gratuita la primera entrega del juego y se adquirían las otras dos mediante pago. Debido a este sistema de libre distribución lo habitual era conseguir la primera parte por copia de un conocido, Era normal no disponer de la primera entrega original, algo casi de agradecer en este caso porque nos encontramos con una de las portadas más horribles de la historia del videojuego, o como poco de la última década del pasado siglo.
La trilogía se compone por los títulos Jill of the Jungle, Jill Goes Underground y Jill Saves the Prince, uniéndose más adelante en un producto único bajo el título de Jill of the Jungle: The Complete Trilogy, que fue lanzado en 1993. El creador del juego es Tim Sweeney, conocido por aquellos días por desarrollar el juego ZZT basado en caracteres ANSI y cuyo mayor éxito vino años más tarde al formar parte del equipo de desarrollo del motor de Unreal. Al igual que otros muchos desarrolladores de su época, Sweeney prácticamente realizó el videojuego al completo como freelance contando con Epic MegaGames simplemente para la distribución.
El juego carece de un argumento medianamente lógico, y si visitamos la sección de historia que incluye el bueno de Tim Sweeney se limita a indicarnos lo valiente y bella que es Jill, además de trasladarnos la pregunta de porqué una mujer no puede ser una heroína. Tenemos por tanto un plataformas bidimensional típico en el que nuestra única misión es encontrar la salida de cada uno de sus niveles. Para ello tenemos que ir recogiendo diferentes objetos que nos ayuden a abrirnos paso, como puede ser el caso de llaves para acceder a diferentes zonas, manzanas que aumentarán nuestra barra de vida y armas que poder arrojar a nuestros enemigos. Nuestras únicas habilidades son un disparo y el salto, aunque en diversas fases de la aventura también tendremos la capacidad de convertirnos en otras criaturas como peces o aves de fuego, que nos permitirán alcanzar zonas inicialmente inaccesibles.
Con su sencillo planteamiento, Jill of the Jungle se nos presenta como un juego tremendamente intuitivo que no llega a desgastar al jugador. Y lo logra a pesar de disponer de un apartado técnico obsoleto que roza el trabajo amateur. Los gráficos de Jill of the Jungle se encuentran muy por debajo de lo que ofrecieron el resto de sus coetáneos, incluso por otros productos shareware Los gráficos son muy simples, la pantalla de juego muy reducida, y la supuesta belleza de Jill deja mucho que desear, aunque al menos el diseño de niveles aprovecha perfectamente la mecánica del título y cuenta con un apartado sonoro que aprovechaba las características multimedia que empezaban a tener los ordenadores personales de la época. Además de la banda sonora de Dan Froelich, también ofrece unos efectos sonoros digitalizados de gran nitidez poco habituales.
A pesar de su tosco aspecto y gracias a su correcto diseño, la distribución de Jill of the Jungle funcionó bastante bien y tuvo el favor de los jugadores de PC. Gracias a este título Epic Megagames adquirió prestigio respecto a otras compañías clásicas que también trabajaban con shareware, como Apogee o iD Software. Es cierto que pocos años después aparecieron otros juegos de fama bajo este tipo de distribución, como Jazz Jackrabbit o One Must Fall, pero Jill of the Jungle fue uno los primeros pasos de la Epic Games que logró la fama internacional años más tarde con la saga Unreal y su popular motor.