Nos acercamos esta vez a la segunda entrega de la clásica saga de Wadget Eye Games, Blackwell Unbound, aunque se trata en realidad de una precuela. En esta ocasión cambiamos de tercio y pasamos a controlar a Lauren Blackwell, tía de la protagonista en el anterior título, que al igual que su sobrina cuenta con la forzosa compañía del fantasma Joey, cuya larga vinculación con la familia Blackwell ya fue desvelada en The Blackwell Legacy.
La acción se sitúa en los años 70 cuando Lauren vivía lejos de su familia en una separación que marcó la vida de todos, incluida la de su sobrina. Todos los miembros de la familia Blackwell, al menos los femeninos, se distinguen por tener poderes de médium y poder comunicarse con los espíritus de personas fallecidas. Lauren no es una excepción en la familia y su ayudante, Joey Mallone, no es más que el fantasma de un gangster de los años cincuenta que nos ayudará a lo largo de nuestras pesquisas, además de acompañar a los fantasmas en su viaje al mas allá.
La mecánica de juego es idéntica a la de la mayoría de títulos de su género, a imagen y semejanza de su anterior entrega. Sólo necesitamos apuntar al objeto o personaje con el que deseemos interactuar, es por tanto un sistema simplificado más propio de las aventuras modernas. Su estructura narrativa sigue repartida en episodios cortos que se van sucediendo según resolvamos otras pequeñas secuencias de juego seccionadas por puzles. Todos los detalles de la trama ayudan a dar cohesión y nos hacen sumergirnos en la historia de la familia Blackwell, pero sobre todo en las razones que llevaron a Lauren a aislarse del resto de la familia. Algunas de las secuencias de juego están destinadas a completar las lagunas de información y solucionan las dudas que nos planteaba la primera parte. La narración a la postre resulta ser una mezcla de novela negra salpimentada con ligeros toques de humor, que junto al consabido toque sobrenatural, dejan un regusto altamente adictivo.
Afortunadamente una de las pequeñas molestias de Legacy, el sistema de pistas, se ha visto ligeramente mejorado. La saga muestra como la protagonista apunta los detalles de cada investigación o inquietud en su libreta, dejando una guía más o menos clara de que es lo que desea realizar pero no siempre de como, y a veces resultan ideas tan confusas que en lugar de ayudar despistan. En esta ocasión al menos son más claras.
El estilo gráfico, sin apartarse de lo ya visto, ha evolucionado e incluso mejorado. El pixel-art seguirá haciendo las delicias de los amantes de lo retro pero cuenta con más detalle y cuidado tanto en fondos como en las animaciones. El resto del apartado artístico sigue siendo sobresaliente, tanto la música como las voces de todos los personajes. En concreto la pareja protagonista tiene una química especial; incluso es especialmente divertido el tono de las puyas de Joey a Lauren y al resto de personajes, una muestra de humor ácido genial. Aunque eso si, de nuevo, se trata de un título sin traducción oficial y será necesario tener un dominio medio de la lengua de Shakespeare para seguir algunas de las conversaciones.
Es un título que brilla más por su drama y guión que por lo intrincado de sus puzles, de hecho el conjunto de sus retos puede superarse sin demasiados quebraderos de cabeza en apenas una tarde. Además de la escasa duración también comete el crimen de dejarnos con ganas de saber como continúan las aventuras de los apetecibles personajes creados por la empresa de Dave Gilbert. Un ejemplo de buen trabajo en un genero al que le cuesta volver a sus días dorados, donde se nota el esmero, esfuerzo y cariño a la hora de dotar de personalidad al proyecto.