El título de BulkyPix que hoy nos ocupa lleva de serie un planteamiento original, somos la muerte y como tal debemos ir en busca de las almas en pena que vagan a sus anchas por el mundo. Bajo una vista cenital muy agradable, con unos gráficos que parecen trazos y bocetos realizados a mano, surcamos el delicado mundo de esta aventura algo arcade llamada Hasta la muerte.
Manejar a la muerte es más simple de lo que uno pueda pensar, un stick virtual nos permite movernos de aquí para allá mientras que un botón nos hace ganar algo velocidad extra en nuestros movimientos. La mecánica de juego no es mucho más complicada, cuando pasamos por encima de un alma la recogemos, al menos siempre que un pequeño temporizador que llevan de serie no haya llegado a cero, si dicho contador llega a su fin se transforman en bestias que pueden perseguirnos y devorarnos. Bajo esta sencilla premisa principal, y con el paso de los niveles, van apareciendo pequeños matices que mejoran la experiencia jugable enormemente. Detalles como pasadizos secretos donde solo podemos acceder nosotros, o un útil modo fantasma que evita que seamos vistos, son sólo algunos de los ejemplos más llamativos que podemos encontrar en las variaciones de la mecánica. Con el paso de los niveles se nos asignan tareas adicionales como eliminar a un científico o a las potentes máquinas creadas el científico. No distraen realmente mucho de la prioridad principal, que es encontrar la salida mientras recolectamos almas, pero amenizan muchos de los niveles.
En total tenemos veintisiete niveles diferentes, de ellos los primeros diez no entrañan mucho peligro pero los 17 restantes si que nos pueden poner en un aprieto. Muchas veces tenemos que plantear una estrategia inicial que nos lleve al éxito, no basta jugar con buena mano, de lo contrario todo se puede volver en nuestra contra. Pese a todo la curva de aprendizaje resulta estar bien encauzada y nos permite progresar peldaño a peldaño sobre lo aprendido en cada nivel. Quizás alguna habilidad extra para nuestro personaje y un mayor tipo de enemigos hubiese sido el complemento perfecto pero la mezcla final no está nada mal.
Aún con los curiosos gráficos dibujados no llama la atención en exceso, y es que algunos dibujos parecen sacados de la libreta de un niño. Las animaciones no tienen muchos frames y las tipografías son poco vistosas. No podemos decir que sea feo del todo ya que busca un estilo propio y lo consigue con creces, sin embargo, no logra provocar mucho con su línea visual. El apartado sonoro acompaña, correcto, pero sin filigranas: la música no molesta, los efectos se complementan eficazmente con lo visto en pantalla, y una extraña voz gutural pone su toque sobre el menú principal.
Hasta la Muerte es un ejercicio algo extraño que puede gustar y disgustar a partes iguales. Los gráficos son extraños y distintos, y su planteamiento ciertamente innovador y original. Aún así, no acaba de cuajar como debería, dejando un producto algo cojo en líneas globales. Si queréis probar algo diferente no es una opción descabellada.