Cuando hablamos de Sega, una de sus figuras más destacadas, históricamente hablando, es WonderBoy.
El niño maravilla es, realmente, obra de los también japoneses Westone. De hecho, se quedaron todo menos el nombre y el personaje principal al hacer el reparto de derechos, lo que dio pie a la existencia de juegos muy similares, como Adventure Island.
Este lío, que es conocido, da también origen a un segundo problema. El primer Wonderboy, cuyo protagonista es Tom Tom, una especie de agradable troglodita que lanza hachas y puede llegar a montar en monopatín, tiene su secuela real en Wonderboy III: The Dragon’s Lair, un juego con un cierto parecido, pues es de camino fijo, scroll lateral contínuo, y centrado en los saltos y en nuestra puntería disparando.
En cambio, la secuela real deja de llamarse Wonder Boy para ser Monster World. Con muchos líos de nombres, aquí conocido como Wonderboy in Monster Land, en algún sitio es llamado Super Wonder Boy: Monster World. Y aquí empieza ésta “subsaga” de Monster World.
La primera parte de Monster World, aún con orígenes en las máquinas recreativas, es un juego lineal dividido en niveles que mezcla las plataformas de la primera parte con cierta gestión del personaje, lo que implica comprar mejores armas y armaduras, uso de ítems, y muchos secretos.
En cambio, Wonder Boy III: The Dragon’s Trap, también conocido como Monster World II, es un juego pensado totalmente en su uso en consolas. Un juego que nos pone en la piel del protagonista de Monster Land justo después de acabar con el último dragón. Bocke Lee Temjin, como se le conoce en Japón, sufre un hechizo, y se convierte también en una pequeña lagartija escupe fuego, así que inicia su camino para conseguir revertir el problema. Con ésto comienza una de las mejores aventuras que se han podido disfrutar en la historia de los videojuegos. Un título que mezcla prácticamente todas las posibilidades que hubo en la época, y que aún es terriblemente completo a día de hoy. Wonderboy III: The Dragon’s Trap tiene plataformas, exploración (por tierra, mar y aire), combate, gestión de personajes, manejo de ítems, puzles, conversaciones, y secretos, muchos secretos.
Una aventura que Bocke Lee Temjin empieza siendo humano, para ser transformado en dragón, y posteriormente en ratón, león, piraña y águila. Cada una de éstas transformaciones tiene sus habilidades, sus estadísticas, y permite que sigamos avanzando en la historia y en la resolución de puzles. De esta manera, una vez vayamos desbloqueando transformaciones, podremos convertirnos en la que más nos interese, pues si bien el ratón es pequeño y puede escalar paredes, el águila puede volar, la piraña nadar, y el león romper objetos con sus poderosos golpes.
Así, podremos recorrer el inmenso decorado, que incluye cavernas, castillos, naves espaciales, junglas, playas, pueblos, desiertos y otras zonas repletas de enemigos, secretos, alturas, y muchos ítems. En las ciudades podemos también conversar con los aldeanos, entrar en tiendas, beber en tabernas o curarnos en salud.
Ademas, el juego técnicamente es una joya. Gráficos muy coloristas, escenarios muy variados, enemigos divertidos o terroríficos, combinados con unas músicas tremendas. Especialmente tierna es la escena que sucede al final del juego, una de esas que se quedan grabadas a fuego a todo aquel que consigue llegar hasta allí.
Es curiosa la influencia que ha tenido este juego, porque no es demasiado grande. Evoluciona el modelo Metroid, y lo acerca a los juegos de rol japoneses. Pero aparte de sus dos secuelas, Shantae y algún juego desconocido, no ha tenido demasiada descendencia. Y especialmente, relevante es la ausencia de nada similar en tres dimensiones cuando es posible hacer algo muy interesante manejando tantos conceptos.
Sin duda alguna, un juego avanzado a su época, y por ello se disfruta actualmente como lo que es, una joya.
Good night, brave warrior. Good night, Monster Land…
Genial! hacen falta muchos mas artículos de esta clase en el mundo. Recordar no es mirar hacia atrás, sino ver que nos falta algo que ya existió.
Casi todos los Wonder Boy pueden pasar por un juego creado hoy en día con GameMaker.
En su día lo jugué en la Master System y me encantó, a día de hoy me sigue pareciendo un gran juego.
solo decir que me ha conmocionado el hecho de recordar mi mejor juego de la infancias sin recordar el nombre ni la consola a quien le pertenecia y tras varias horas de busqueda por la red ver como algunas personas piensan como yo!! un abrazo muy grande, p.s: lastima de que la replica en ps3 no ha sido la autentica… habra que pillar una megadrive para volver a disfrutarlo