Siempre he tenido la molesta necesidad de torturar levemente a mis congéneres con películas, cómics o historias que no les interesan. Lo hago a sabiendas de que en el fondo no resultarán dañados por el visionado de esa gran obra llamada Jesucristo cazavampiros o por la enorme Love Exposure (literalmente, dura cuatro horas); teniendo por seguro que me quieren y no huirán si les hablo una vez más de esa rara película de ciencia ficción, Primer, que pese a ganar premios y ser muy inteligente es un poco tostón; y por encima de todo, con la certeza de que si no les apetece oír hablar de los cómics de Watchmen o de Kingdom Come cambiarán de tema. Si, lo se, «cada loco con su tema«, pero si puedo hablarlo con los demás mejor.

A veces, casi perpetuando la broma, pese a que ellos intenten rescatar una conversación sobre, por ejemplo, Modern Warfare o Sálvame Deluxe, me apetece mencionar ciertas obras solo para ver sus expresiones de horror. Incluso en alguna ocasión puedo permitirme el lujo de dejárselas probar, conociendo de antemano que tras unos minutos ante ellas les gustarán. Esa es la razón de que en una tarde de amigos Antonio López y Ramón Nafria se empeñaran en enseñarle a todo el mundo The Imposible Game, retándonos a llegar a cierto punto absolutamente indistinguible de un juego infinito. En el fondo nos gustó. Y es por esa misma razón por la que yo ahora quiero hablaros de Techno Kitten Adventure!.

Caricias besos y mimitos

Los nóveles 21st Street Games con la ayuda de Elite Gudz, han creado una nueva versión de ese clásico atemporal de los juegos de habilidad, el plataformas con desplazamiento, scroll, lateral continuo. Solo que en realidad no hay plataformas, la habilidad no está exactamente en nuestras manos ni en la coordinación con la vista, y nuestro mayor reto es mantener la concentración. Tampoco encontraremos la absurda historia que suele dar paso a este tipo de juegos. Nuestro avatar no será una mujer semidesnuda, ni un cliché (adiós ninjas, bye bye guerreros, adeu muñecos de palo…).

Controlaremos a un lindo gatito equipado con un jetpack, un cohete en su espalda que nos permitirá únicamente dirigirlo en el eje vertical, mientras el escenario corre infinitamente como si de un carrusel se tratara. Mientras tomamos las riendas de la vida de ese pobre lolcat, nuestra misión es evitar que choque contra los casi imperceptibles obstáculos además de el techo y el suelo. Una «joya» disponible para Xbox 360 como Indie Game, y para los dispositivos móviles Android, Windows Phone o la gama iOs… ah, y también para Facebook.

Eres tu mi peluchito, eres tu mi estrella guía

Este tipo de obras tienden a ser repetitivas, molestas, y como en cualquier subgénero donde la mecánica es terriblemente sencilla es fácil que cualquier novedad se ahogue en un mar de clones. Pero Techno Kitten Adventure! se aleja de todos los clones, de sus antecesores, jugando con todas esas molestias inherentes al tipo de juego y haciéndolas suyas para ayudar a mejorar la mecánica de juego.

Los escenarios son cambiantes y llenos de colorido, siempre vivos y no es difícil ver a personajes recorriéndolos en segundo plano que no interceden en la acción: barcos, demonios, ángeles, unicornios; todo depende de la temática del nivel. Nuestro minino, escogido de manera selecta entre los desbloqueables, nos obsequia con lógicos alaridos a cada nueva colisión por el propulsión del cohete contra las barreras. La música, por repetitiva o sencillamente por el género al que pertenece, tras un rato crisparía los nervios de cualquiera que no esté acostumbrando. Eventualmente vendrá acompañada de un karaoke. Y uno podría pensar que no existen más distracciones posibles pero incluso los elementos que nos proporcionan información de juego, como los marcadores de puntos, se mueven, saltan incluso. Hasta el mando parece entrar eventualmente en un estado febril que lo deja vibrando junto con toda la pantalla.

Te amaré toda la vida

Todo está diseñado dignamente pero manteniendo estéticas distintas, gamas de colores que jamás casarían, desequilibrando el aspecto para que todos los elementos llamen la atención lo máximo posible. Al final, lo único que se interpone entre tú y el final de la partida es el límite de tu concentración o tu paciencia.

Uno de esos juegos que duele mirar, que hacen gracia cual chiste, pero que en el fondo son divertidos en pequeñas dosis. El tipo de título que llevarías a una reunión social para ver como se horrorizan o ríen al principio para, al final, acabar viendo como se turnan para probarlo.