Los homenajes o tributos dentro del mundo del videojuego son poco habituales. Es muy común y sano recoger las ideas de otros títulos e implementarlas de un modo distinto, pero es poco habitual que se reconozcan estas influencias entre los grandes. En este escalafón de la industria es sencillo encontrar a desarrolladores, que con motivos o sin ellos se engrandezcan a si mismos.
Lejos de ese malsano vicio de esperar que a uno le besen los pies por un producto interactivo audiovisual (o por existir), muchos independientes reconocen sus influencias a las claras, algunos incluso rinden honores con nombres y apellidos. Blocks That Matters, está dentro de este último grupo.
Swing Swing Submarine es un pequeño estudio que apenas ha realizado un par de título más, pese a ello, incansables, ya tienen su próxima obra en camino. Estos dos jóvenes franceses, si, solo son dos aunque hayan contado con ayuda, lanzaron un simpático juego de puzles y plataformas protagonizado por un Robot excavador.
La historia, tan absurda como irrelevante o entrañable, nos deja ante sus dos creadores secuestrados, dejando varado al pobre robot, Tetrobot, en una zona de pruebas. Desde su zona de cautiverio logran comunicarse a menudo con su creación para guiarla, para mejorarla o salvarla, y de paso salvarse ellos también. Nuestro pequeño avatar debe abrirse camino nivel a nivel a través de una sección lateral de las zonas por las que pasa, repletas de enemigos a los que no podemos atacar, obstáculos de variada índole y un montón de puzles de diversa dificultad.
Todos los niveles de los que consta el juego incluyen unos cuantos acertijos, resolubles mediante el uso de: la observación y la destrucción de bloques para su posterior reemplazamiento, siempre en un lugar desde el que puedan ser de utilidad o que permitan una recogida. A priori parece sencillo, y en realidad en los primeros niveles lo es por la escasa complejidad de los puzles. Sin embargo, conforme avanzamos descubrimos que aquel minúsculo puzle que usamos en los primeros niveles para salvar un obstáculo, ahora, ha de formar parte de una compleja estructura que permite el desplazamiento de un bloque deslizante especial, cual Sokoban. No es que se abuse de esa característica en concreto, es que los puzles crecen sorprendentemente en longitud. Poco a poco se nos exige un mínimo de capacidad de abstracción para poder mirar la situación con perspectiva.
Algunos niveles logran separar en distintas áreas, inexistentes en realidad, al resto de fases. Los niveles contienen a un gran Jefe final de fase, la incansable Babosa Madre. Madre nos perseguirá copando toda la zona accesible y destruyendo aquello que contenga a su paso. Sin embargo, la mecánica de este «nivel de Jefe» sigue siendo la misma salvo que a la carrera. Mientras huimos debemos resolver todos los puzles y lograr saltos sin tacha que no nos dejen barados a merced del aplastamiento.
Los más asiduos al género de las plataformas y los puzles no encontrarán ninguna novedad real, puede que si algún pequeño reto. Sin embargo, pese a no reinventar la rueda, los niveles son un cúmulo de buenas costumbres de diseño. Si los niveles dejan al jugador ansioso aun puede obtener más contenido o incluso volcar su creatividad. El título incluye un editor de fases completo y muy intuitivo. También viene con su ineludible par, un sistema de descarga y acceso a los niveles creados por otros usuarios. Este, permite el muestreo del listado de los mismos ordenado de varias útiles maneras, por ejemplo, dejando delante los mejor valorados por la propia comunidad. Un modo maravilloso de paliar la escasa posibilidad de revisitar el contenido original. Dentro de esa ínfima posibilidad, existe el aliciente de resolver un puzle más, un extra oculto en ocasiones. La destrucción y recolección de un cofre que esconde uno de los «Bloques que importan«. Cada nivel guarda una referencia directa a un gran título en forma de cubo.
Además, el cariño volcado sobre la producción es palpable también en todo el aspecto audivisual y el diseño general del título tanto como se ve en sus niveles. Las animaciones del sencillo personaje junto con las de nuestros némesis, las babosas que pueblan los niveles, dan un aspecto de viveza digno de un dibujo animado. La música, pese a no contar con demasiados temas pueden ser debloqueados a modo de galería de sonido, y logra algo digno de mención: ser evidente al inicio y dejarse olvidar cuando nos enfrascamos en los retos. Ocurre lo mismo con los sonidos, que rápidamente pasan a interiorizarse como indicativos, como los errores al intentar excavar sobre un nuevo bloque irrompible.
Un idea sencilla y potente, bien acabada, que nos lleva por una historia entrañable y apta para todos los públicos con incontables guiños. Uno de esos juegos que importan.
Intereante juego. A ver si lo ponen de oferta en Steam estas navidades y me lo pillo 🙂
Está de rebajas, efectivamente: http://store.steampowered.com/app/111800/
Aunque ya de paso recomiendo fervientemente pillarse el pack entero… son juegazos.
http://store.steampowered.com/sub/13057/
Dicho y hecho. Ya está el juego en la saca 😀
Bueno bueno, yo lo estoy jugando ahora mismo y qué decir, estoy muy de acuerdo con el texto de Raul (me ha gustado bastante la crítica) y el juego, por supuesto, me está encantando. Es un título muy bien realizado, desafiante, bonito, entrañable, y con una curva de dificultad bien calibrada. Uno podría pensar, o dejarse llevar, por la cantidad de guiños que encierra como principal reclamo, pero lo cierto es que el juego posee el suficiente atractivo como para encandilar a los amantes de los juegos de puzzles/plataformas, que tantas alegrías nos están dando desde el sector independiente.
Muy recomendable.
Me encanta que te haya gustado aunque no comentario tampoco está nada mal :D.