Frank Castle, también conocido como The Punisher, es uno de los superhéroes más fáciles de adaptar al videojuego. Puede que no tenga superpoderes como la inmensa mayoría de sus compañeros de reparto, pero tiene algo con lo que todos nos podemos identificar: una insaciable sed de venganza y un apetito descontrolado por la violencia sin sentido. ¿No os identificáis? Y es que en el juego de Volition Games nos ofrecen buscar la respuesta a un planteamiento que quizás os hayáis hecho más de una vez viendo las noticias: “Es que no hay derecho… si pillara al asesino ese, le…” ¿Qué le haríais?
En la vida real seguramente no le haríais nada, llamaríais a la policía y os esconderíais corriendo porque la violencia real no es divertida; sin embargo en The Punisher, sin miedo a las represalias, con una hilarante violencia claramente exagerada, con la total superioridad física y mental sobre nuestros rivales y con centenares de formas distintas de matar a tan sólo un botón de distancia el desenlace está claro: dar rienda suelta a los instintos más primarios y disfrutar como un enano.
Porque eso es lo que pasa al jugar a esta orgía de muerte y desmembramientos: que te diviertes. Todo el tiempo, desde el principio hasta el final. El juego es completamente irreverente y exagerado, los enemigos se horrorizan claramente al ver como ensartas a sus compañeros, algunos incluso huyen corriendo, tiran el arma y se echan a llorar convirtiéndose en blancos perfectos para una muerte creativa… “hm… podría intentar matarlo con una botella, a ver que pasa… ¡oh, dios! ¡Genial» (en serio, probadlo).
No hay descanso, descubres una nueva forma de matar cada cinco minutos. Echarlos a las pirañas, freírlos con alta tensión, empujarlos contra un rotor en marcha de un avión, sentarlos en una silla eléctrica, acariciarlos con una sierra circular, dárselos de comer a una boa, lanzarlos por un balcón, aplastarlos con un coche, empotrarles una televisión en la cabeza… la lista es casi infinita, porque en The Punisher podemos utilizar una gran variedad de objetos para matar o torturar a los enemigos. La cantidad de maneras y la espectacularidad de las mismas no tiene nada que envidiar a los skillshots de Bulletstorm o a los fatalities de Mortal Kombat.
Por otra parte, acabar rápidamente con los pandilleros no es la única opción disponible, porque en este juego no hay botiquines ni se recupera vida automáticamente. Sólo hay dos maneras de recuperar vitalidad: salvar a inocentes o torturar criminales. Cualquier enemigo puede ser sujetado y empleado como escudo humano. Una vez sujeto podemos ejecutarlo al acto, lanzarlo por los aires con una fuerza sobrehumana o empujarlo a través de una puerta para que reciba los disparos en tu lugar. Sin embargo, la opción más original y que da más juego es la de interrogarlo.
Cualquier enemigo puede ser torturado de cuatro formas distintas o puede ser llevado a unos puntos especiales del escenario para aplicarle una de las numerosas torturas de entorno (existen más de 100). Para torturarlo debemos superar un pequeño minijuego. Si tenemos éxito, el enemigo accederá a ayudarnos o nos confesará valiosa información. Si no tenemos éxito y se nos va la mano… él lo lamentará más que nosotros. Aquí, por desgracia es donde más se ha cebado la censura, eliminando decapitaciones y mutilaciones o suavizando las muertes con un horrendo momento borroso y confuso en blanco y negro.
Pero no todo es violencia en este juego. Hay que decir que todos los detalles están muy bien cuidados: la banda sonora es prodigiosa y el guión, aunque no se caracterice por sus giros ni por su profundidad, está escrito por Garth Ennis, guionista asiduo de Marvel y, entre otros, de The Punisher. Los diálogos son pura poesia noir; encajan completamente dentro de la dinámica general del juego, convirtiendo a Frank Castle en una máquina de generar frases lapidarias memorables al más puro estilo de John McClaine. Los fans de la saga encontrarán personajes de Marvel como Viuda Negra, Bushwacker, El Ruso o Daredevil entre otros, además de numerosas referencias al cómic.
En definitiva: un juego glorioso. Simple, sin pretensiones, sin tapujos, sincero, rudo, se mofa de la violencia y su risa se contagia. Es imposible jugar con alguien cerca sin repetir constantemente: «¡¿Has visto lo que he hecho?! ¡¡Mira lo que hago!!». No te extrañe si de aquí a unos años te da por apartar a un lado los refritos ultra-realistas, desempolvar este viejo homenaje a la acción sin colorantes ni conservantes y disfrutar una vez más con un juego que no puede dejar de divertirte.
Siempre he tenido una mezcla de asco y admiración hacia nuestro amigo Frank. Pero tiene que ser un gustazo meterse en su piel por un rato, y dar rienda suelta a esta tensión. Tendré que probarlo.
No pinta nada mal, no xd