En 1991 un grupo de desarrollo con Sid Meier a la cabeza creó para MicroProse Civilization, una obra que devendría canon dentro del mundo de los videojuegos. Con un sencillo sistema de turnos el jugador se enfrentaba al reto de tomar las riendas de una gran civilización a través de la historia, debiendo preocuparse no solo por la guerra si no también por la ciencia, la cultura y la diplomacia. Casi tan fácil de explicar como de entender, la idea caló entre miles de jugadores y los arrastró a una vida de insomnio en la que jugar un turno más era la única razón de su existencia.
Volviendo al presente Sid Meier cometió un grave crimen contra la salud de la humanidad al realizar en 2008 una versión portátil de su diabólico pasa-ratos. Cierto es que ya existía una versión en este formato, N-Gage recibió una conversión en 2006, pero esta vez el juego tenía posibilidades de éxito para abrir el mundo de las civilizaciones y la estrategia por turnos a un mercado tan amplio como es el de los juegos de viaje. El juego recibió el nombre de Civilization Revolution.
Revolución controlada
El caso de las versiones Revolution de Civilization es un claro ejemplo de cómo se puede afrontar bien una adaptación a las limitaciones de un sistema. Si como decíamos al principio el sistema de juego de Civilization es bastante sencillo, también es cierto que nunca ha tenido el éxito que se merece en consolas debido a lo complicado de su control con un pad y un par de botones. La interfaz del juego original posibilitaba la micro-gestión de los múltiples aspectos de nuestro civilización, dotando al juego de una gran profundidad y variedad de estrategias, pero tan solo resultaba ágil gracias a los múltiples atajos de teclado y el uso del socorrido ratón. Para evitar este gran escollo la solución adoptada es la más evidente: simplificar todo el sistema. Parece una verdad de perogrullo, pero no es tan simple cuando pensamos que la gran baza del concepto Civilization es la variedad en todo sus aspectos.
Así, los que ya conozcan alguno de los juegos anteriores notarán que han desaparecido elementos como la religión, y que otros, como el comercio o la felicidad de los ciudadanos, han sido reducidos a su mínima expresión. Por tanto las bases de las partidas de Civilization Revolution son tan solo cuatro elementos: Dinero, poder militar, ciencia y cultura. A su vez estos son los que determinan los cuatro tipos de victorias que podemos obtener sobre nuestros enemigos.
La otra vertiente que ha sufrido más recortes ha sido la de las unidades donde, aparte de eliminarse las más especializadas en favor de las genéricas, ha desaparecido una pieza clave como son los trabajadores. Estos personajes, que en otros juegos se encargaban de la construcción de mejoras como las carreteras o las minas, han sido sustituidos por la posibilidad de comprar carreteras con dinero mientras que la idea de mejoras del terreno ha desaparecido.
Por último también se ha simplificado el sistema diplomático que con la eliminación del comercio queda reducido a la posibilidad de hacer o parar guerras en función de nuestro poder y la cantidad de dinero o tecnología que podamos ofrecer a nuestros adversarios. Adversarios que se han reducido a tan solo cinco civilizaciones, quien sabe si para no forzar a la pequeña DS o para que tuviesen sitio en los minúsculos mapas del juego.
Tocando hueso
Después de leer la parrafada de cambios cualquiera puede pensar que el concepto de Civilization está totalmente desvirtuado debido a la masiva simplificación, pero según avanza la partida uno comienza a observar que no se han tocado ninguna de las partes importantes del juego si no que, como si de un árbol se tratara, se han cortado las ramas menos importantes para mejorar el aspecto general.
El resultado es que Civilization Revolution en Nintendo DS sigue presentando los múltiples finales, el amplio árbol tecnológico, la posibilidad de aplicar la diplomacia, la infinidad de estrategias y la necesidad de jugar un turno más pero todo ello condensado en partidas rápidas y trepidantes. Ese y no otro es el gran acierto del juego al adaptarse a un tipo de jugador al que habitualmente no va dirigido.
Otra cosa muy diferente es si se trata de un juego que pueda entusiasmar a los aficionados de la saga. Sinceramente lo dudo, pero es una gran solución para esos momentos en los que no hay un PC a mano y el mono de la estrategia corre por tu cuerpo. Además es el perfecto ejemplo de que adaptar suele ser mejor que simplemente convertir.
No está mal para echar unas partidas rápidas y darte un chute de estrategia
Estoy por comprarme la DS estas navidades
No es una mala compra, pero si puedes hazte con una DS y evita la DSi (poder jugar a juegos de GBA es muchísimo más interesante que la cámara). Bajo la avalancha de chorrijuegos de los últimos años han quedado un par de joyitas que hacen que la consola valga la pena.
Sip, he visto el catálogo de la DS y es bastante entretenido
Me había olvidado de esta pequeña joya, tengo que rejugarlo! Los Age of empires de DS (que no son en tiempo real) tampoco están nada mal.