Para mi es curioso como dos juegos muy parecidos salen a la vez sin que haya una razón aparente, aunque con los deportivos ocurre casi siempre y no extraña a nadie. Un ejemplo muy sorprendente fue el lanzamiento, casi simultáneo, de Second Sight y Psi-Ops: The Conspiracy, dos juegos sobre un soldado con poderes psíquicos. Por eso, y tras mucho tiempo donde los títulos tipo arena o de combate entre muchos usuarios se han centrado en las armas de fuego y el ataque desde la distancia, es sorprendente que dos juegos como War of the Roses y Chivalry: Medieval Warfare aparezcan con tan poco tiempo de diferencia.
Además, sobre los juegos «realistas» basados en el medievo occidental hay que añadir un par de cosas especialmente relevantes que ayudan a entender que desaparezcan y aparezcan cada cierto tiempo. Primero, que no se trata de los primeros intentos de realizar juegos competentes de este tipo, de hecho, ahí están para atestiguarlo Die by the Sword y su secuela Dragon Blood (unos de los primeros juegos de Treyarch). Y también, que por razones obvias el medievo occidental no tiene tanto arraigo en los principales lugares donde se desarrollan videojuegos: EE.UU. y Japón.
Dada la excesiva similitud de la oferta mencionada, en vez de realizar un análisis de cada uno de ellos he considerado mucho más interesante compararlos y de paso añadir un contendiente que ya hemos visto en alguna ocasión y que prepara una nueva entrega, la saga Mount & Blade.
Abriré fuego con War of the Roses. Realizado por la empresa sueca Fatshark mediante el motor BitSquid (del que, en parte, son desarrolladores), es un juego basado en el multijugador, donde la campaña de entrenamiento es muy sencilla. Allí aprendes, de una manera bastante abrupta, a manejar a tu personaje. Sobrevivir a la campaña implica, sobre todo, aprender el sistema de lucha cuerpo a cuerpo que es de por si bastante complicado. Por otro lado, las posibilidades de manejar caballos o el sistema de disparos a distancia están muy bien resueltos de manera que es bastante cómodo tanto ser arquero como usar una ballesta, incluso a pesar de los tiempos de recarga. El cuerpo a cuerpo, que es el principio y fin de este subgénero, es realmente confuso, lo es hasta el extremo de acabar pasando demasiado tiempo dando golpes al aire y viendo como los rivales hacen lo mismo.
Algo parecido le pasa a Chivalry: Modern Warfare, desarrollado por la californiana Torn Banner tirando del conocido Unreal Engine, a pesar de tener un sistema de combate diferente. Mientras que en War of the Roses para dar un golpe u otro tenemos que cursar una dirección con el ratón además de usar un botón del mismo siguiendo un sistema de precisión en pantalla, en Chivalry disponemos de tres tipos de ataques básicos, y hacia donde apuntemos irán dirigidos. Un botón, una posición, y allí atacaremos. El problema en este caso es la cámara, ya que al ser en primera persona provocará que fácilmente perdamos de vista a nuestros enemigos, todo mientras oímos cómo nos atacan y buscamos puntos de apoyo o sombras para poder orientarnos. La única suerte es que al estar también orientado al multijugador el resto de usuarios sufrirán el mismo problema sin que llegue a convertirse en una desventaja real.
A diferencia de los dos anteriores comentados la saga Mount & Blade tiene su raíz en el clásico modo de un sólo jugador, aunque a partir de Warband ya disponga de posibilidades en línea multiusuario. Su equipo de desarrollo, el turco Tale Worlds, es un grupo muy pequeño y le falta cierto gusto estético así que gráficamente es un desastre que goza de una calidad similar a la de los primeros juegos de Playstation 2, pero por contra ofrece unas posibilidades casi infinitas. Es habitual encontrar en cada una de sus entregas un espacio enorme que explorar lleno de misiones, personajes no jugadores, y muchos elementos interactivos. Su sistema de combate es parecido al visto en War of the Roses aunque algo más simplificado, y gracias a esto cuesta mucho menos acertar, especialmente en el combate cuerpo a cuerpo.
Y a falta de que otros equipos de desarrollo o editores se dirijan hacia este sector o nicho, los tres contendientes aún tienen mucho que decir. War of the Roses está considerado por Paradox como un éxito, de manera que es probable que veamos continuaciones cada poco tiempo que sigan mejorando sus puntos fuertes. Chivalry aún está mejorando a base de parches, y por ahora está siendo uno de los juegos más vendidos de esta campaña de ofertas otoñales. Y Mount & Blade ya ha anunciado su segunda parte, aunque aún no hemos visto si han invertido algo más (y con más gusto) en poder alcanzar el aspecto gráfico de sus rivales.
Tras el somero repaso y unas buenas horas de juego a cada uno, la conclusión resulta evidente. Para aquel usuario con especial preferencia por los monojugador su única opción será Mount & Blade. En cambio si se es un habitual del multijugador los otros dos títulos servirán mucho mejor. Chivalry por su lado sería el más recomendable para un fan de los apartados gráficos más bestias y de los juegos sencillos, mientras que War of the Roses parece más interesante para aquellos que disfruten de un sistema más complejo.