Un año más nos encontramos con el clásico enfrentamiento que todo aficionado al fútbol en soportes electrónicos espera. Como en muchos otros aspectos de la vida, en esto del fútbol la cosa funciona a base de modas, y esta afirmación es especialmente cierta en España, donde nos cuesta mucho cambiar de idea. De hecho, haciendo memoria podemos ver como primero triunfó FIFA, y durante algún tiempo no importó lo que hiciera Konami con PES; pese a que desde los noventa se han ido prestando el papel de líder, a menudo repiten año en la misma posición.
El año pasado, FIFA tuvo mejor acogida entre la crítica y logró mejores cifras de ventas. Muchos jugadores tomaron esos datos generales, como las notas en Metacritic, y los utilizaron para escoger su juego favorito para el presente año. Una costumbre absurda. Quien está eligiendo entre un título u otro, incluso fuera de las dos grandes franquicias, debería conocer no sólo su nota en Metacritic o qué juegos tienen sus colegas, o conocer cual es objetivamente superior, lo importante de verdad es si se adecua más o menos a sus gustos. A día de hoy, quien necesite un título más realista y menos sencillo de jugar disfrutará más de un FIFA, y al contrario: quien requiera de un disfrute más directo y exento de esfuerzo estará mejor con Pro Evolution Soccer.
La razón de una separación tan evidente entre la mecánica de juego de un título y otro es el sistema inaugurado el año pasado, y perfeccionado en este, de cómo defienden el balón en FIFA. Hasta ahora, y desde unos cuantos títulos atrás, en la mayoría de juegos al apretar al botón de defensa nuestro jugador se dirige al rival y tiene la posibilidad de robarle la bola automáticamente; el juego de EA sólo acerca a los jugadores para dejarnos ante el reto de conseguir el balón mediante otros botones. Suficiente complicación como para separar al posible público y compradores de ambos títulos.
Aunque en ambos títulos el sistema de control evolucione de manera distinta se han introducido mejoras. PES 2013 dispone de la posibilidad de firmar jugadas manuales mediante una flecha que guía hacia en lugar de dejar decidir a la máquina, un añadido que proporciona resultados maravillosos sin resultar complejo. FIFA 13, por su parte, permite ahora un control analógico más pulido, y una mecánica para guardar la posesión, que seguro que seguirán depurando, pero que da un nuevo e interesante enfoque a los ataques. Por otra parte, la inteligencia artificial de ambos juegos también ha mejorado, aunque el salto cualitativo de la obra de Konami es mayor, porque se había quedado algo atrasada en estas lides. FIFA también se permite dejar ver «fallos de IA», pero casi parecen intencionados, algunos incluso parecen querer añadir nuevas posibilidades al partido. A la hora de disparar, los dos juegos siguen siendo muy precisos, pero es en los pases de FIFA 13 donde se nota un trabajo intenso: es especialmente destacable la sensación que ofrecen los centros a la olla y cómo ahora se sienten casi como propios, mucho mejor que en temporadas anteriores.
A día de hoy, parece sorprendente hablar de cambios profundos en los modos de juego de un título de fútbol, pero a veces ocurren. No estamos hablando de la Liga Master, que en PES 2013 funciona tan bien como siempre, o de Fifa Manager, que ha mejorado aún más la experiencia de años anteriores, sino de las competiciones a las que podemos jugar. En ambas producciones se ha optado por impulsar los sistemas online, cortando en cierto modo las posibilidades offline. Una idea que a priori puede tener sentido en países donde largas distancias y mal tiempo separan a los jugadores, pero que parece casi un absurdo en países como España. En Pro Evolution Soccer, concretamente, y a falta de alguna actualización que lo subsane, no existen Ligas de ningún tipo más allá de la Champions League y de la Copa Santander – Libertadores. Aún es posible jugar amistosos y crear los campeonatos en torno a ellos, pero asombra una decisión así. En FIFA también se ha decidido ocultar las ligas de cada país, de manera que hay que navegar a través de bastantes menús para poder llegar a ellas. A cambio, podemos jugar los «partidos del día» con la configuración que tenga el equipo seleccionado. Hasta se nos ofrece un calendario de partidos interesantes de la jornada. La versión online de los viejos modos de campeonatos está fantásticamente gestionada desde el primer menú del juego, y no sólo me refiero a los partidos y comparativas con nuestros amigos, como antaño, sino también a que podemos recibir retos que superar en un tiempo determinado. Por así decirlo, es un divertimento casi infinito y muy variado.
Otro punto que requiere una mejora es el tutorial, que en ambos juegos es interactivo.Tal vez en FIFA esté mejor gestionado, con integración dentro del sistema de niveles que usa, para que cualquier cosa que haga el jugador le dé una sensación extra de que «sirve para algo», y con la posibilidad de entrenar entre cargas; el sistema en PES es más exhaustivo: sales del entrenamiento casi siendo un maestro.
Hay dos aspectos más que no puedo dejar pasar en esta comparativa: su aspecto y las licencias. En el primero huelga decir que FIFA lleva siendo, básicamente, el mismo juego desde hace años, tal vez desde el 2007. Parece como si se hubiesen esforzado mucho en llegar a esta generación en unas condiciones óptimas y, agotados, ahí se hayan quedado. Pese a la leve mejora del sistema de colisiones, siguen dándose casos de jugadores amontonándose sobre el césped que no consiguen levantarse. Eso sí, con el añadido de que ahora se pueden lesionar. También hay algunas animaciones nuevas, pero básicamente todo está como siempre. Pro Evolution Soccer, por su lado, está más estilizado que nunca, y las animaciones son mejores, pero les falta la fuerza que tienen las animaciones de FIFA. Sobre las licencias, sólo se puede decir que como siempre FIFA arrasa, aunque PES se reserve la Champions League, la Copa Libertadores, la selección nacional de Japón, y algún detalle más. Personalmente considero que este nunca ha sido un punto importante y que para eso están los editores, pero es indudable que los jugadores opinan distinto.
En resumen: los dos son grandes juegos y que decidas por uno u otro va más por gustos personales que por calidad del producto, o al menos así debería ser. Tal vez el año (o generación) que viene Pro Evolution Soccer dé el salto de calidad que no ha sido capaz de cubrir en esta generación. Veremos cómo reacciona FIFA, y cómo disfrutamos nosotros.