Palutena es, según los desarrolladores de Nintendo, la diosa regente de Angel Land, la que realmente da nombre a esta saga de juegos que vamos a citar, pues su primer título realmente se llama Myth of Light: Palutena’s Mirror (Hikari Shinwa: Palthena no Kagami en japonés). Que se acabase llamando, hasta en Japón, Kid Icarus, y el mito que gira en torno a él, se lo debemos principalmente a los aficionados de Nintendo que pululan por Estados Unidos, los mismos que regentan los principales medios de comunicación del mundo, y los mismos que son copiados y citados por medios de todo el globo.
Kid Icarus, siendo un buen título, tiene una historia bastante diferente a otros grandes mitos de Nintendo. Lo primero a tener en cuenta es que,originalmente, fue un juego que salió a la calle 3 días después de completarse. Eso es lo contrario a lo que suele suceder en los juegos de la gran N, que sufren un proceso de control de calidad muy completo.
Y realmente se trata un juego de autor, pues su padre, Toru Osawa, fue el encargado de realizar todo el trabajo de diseño y creación de personajes, que posteriormente se encargó a Intelligent Systems para su realización. Un juego que mezcla las plataformas, la acción e incluso la posibilidad de mejorar al personaje. Para más complejidad, fuerza al personaje a hacer algo en cada escena, desde el vértigo que puede tener a las fases verticales, pues no hay un camino atrás que no implique la muerte, escenas de matamarcianos, o tener que explorar en habitaciones sin ayuda de un mapa hasta que lo encontremos.
Porque si, Kid Icarus es un juego muy duro. En los estándares de su época (casi 1987) no es más difícil que un juego realizado en España para Spectrum, pero comparado con Super Mario Bros es bastante más complicado a todos los niveles. Pero sin duda su ambientación basada (de una manera muy sui-géneris) en los mitos griegos y el cariño puesto en él acabaron capturando a algunos jugadores. Algo a lo que ayudó una entrega para Game Boy que sin duda mejora lo visto en el primer título. Kid Icarus: Of Myth and Monsters aparece 4 años después del original, y en este tiempo se mejoran todos los aspectos posibles del original. Los personajes son más grandes, la dificultad menor, y todo funciona de una manera más lógica. Y otra vez tiene más importancia el juego en occidente que en oriente, algo que en esta ocasión tiene mucha lógica pues no tiene el placer de aparecer en tierras japonesas pese a ser un desarrollo nipón. Suponemos que su ambientación pesó en su contra, pues los mitos griegos no tienen más influencia en Japón que el de mera curiosidad.
Pero algo juega a favor de Pit, el protagonista de la serie. Nintendo lo emplea para aparecer en varios juegos de su cosecha, como Tetris o F-1 Race de Game Boy. Además, aparece en la serie de televisión estadounidense Captain N. Por todo ello, y por su carisma propio, Kid Icarus no desaparece del foco, especialmente, como hemos repetido, en EE.UU..
Y el toque de gracia. Masahiro Sakurai decide incluirlo en Super Smash Bros Melee, pero no de forma jugable, algo que si hace en Super Smash Bros Brawl con un gran éxito. Sakurai monta Project Sora con la ayuda de Nintendo, y su primer proyecto es resucitar definitivamente a la franquicia con Kid Icarus: Uprising (un nombre bastante revelador). Un proyecto que se anunció hace casi 2 años, y que veremos en breves en nuestras Nintendo 3DS. Pero mientras, Nintendo no ha perdido el tiempo y ha tenido a bien relanzar el primer juego de la saga mejorado gráficamente para acercarse un poco a los tiempos que corren.
Así, Kid Icarus para Nintendo 3DS es un juego interesante, con una gran cantidad de posibilidades jugables, pero con la misma dificultad que entonces. Su aspecto gráfico es más atractivo, pues los colores son mejores, se han añadido fondos y además su efecto 3d es curioso, pero no deja de ser el mismo título que entonces. Una pieza muy interesante a nivel global, pero un reto que sólo superarán los más duros del lugar.
Aún así, toda persona que se jacte de conocer bien los videojuegos debe darle un vistazo, mirarlo en profundidad. Es una pieza que recoge lo mejor de varios mundos y que también muestra cómo se hacían los videojuegos hace no tanto tiempo. Una pieza de museo que debe acabar en nuestras consolas, y un aperitivo para lo que esperamos ver en poco tiempo.