Continuando en la línea del artículo anterior vamos a seguir con el repaso de aquellos títulos o eventos que no han cumplido nuestras expectativas o las del público general durante la primera mitad del presente año.
Nos han defraudado:
Parasite Eve 3: Tras perderse en el universo de los móviles, la saga de Aya Brea ha vuelto a las consolas con esta aventura de Psp. A pesar de no ser un mal título, al tener sus dos primeras partes origen en el mundo de las consolas de sobremesa se dirige a un publico parecido, pero no igual, y esta entrega no ha despertado el interés que si tuvieron sus dos partes anteriores.
Dragon Age 2: Si bien a la primera parte le pasó lo mismo, el cambio de género, o de manera de jugar, o de estilo, no le ha sentado nada bien a Dragon Age. Posiblemente, si no estuviéramos hablando de Bioware y Electronic Arts este juego no habría visto la luz, pero parece que ambas empresas creen que, de alguna manera, este canto a la fantasía heroica acabará encontrando su sitio. Esperemos que no se equivoquen.
Hyperdimension Neptunia: Posiblemente, el peor JRPG del año, con la historia más divertida. Un homenaje al videojuego, de arriba a abajo, con unos diseños artísticos muy destacables además de una mecánica de combate interesante que se ve irremediablemente lastrado por un sinfín de enfrentamientos sin sentido que quitan las ganas a cualquiera de ponerse delante de él el tiempo necesario para finalizarlo. Con todo, tiene asegurada su segunda parte, que esperamos corrija este tipo de errores.
Crysis 2: Una de las grandes decepciones del año. A medio camino entre el viejo mundo del PC y el de las consolas, ofrece una experiencia demasiado sencilla y lineal para los primeros, con una inteligencia artificial sin término medio, por contra los habituales de los mandos y el salón sufrirán sin la ayuda al apuntado, además de sufrir las escasas y mal colocadas coberturas. Errores de programación para todas las versiones, y sobre todo grupos de tramposos haciendo de las suyas en el juego en línea, dejan con la sensación de que estamos ante un juego que caería en el olvido si no fuese por su apartado técnico. El motor gráfico, el cuidado diseño gráfico de los niveles y la excepcional banda sonora conseguirán su objetivo final, vendernos el motor a toda costa.
Homefront: Salvo por alguna honrosa excepción, la inversión en el apartado artístico parece superar con creces al gasto en diseño de niveles del mismo modo que en el título que le precede en la presente lista. En su diseño podemos encontrar los mismos elementos y alicientes que en cualquier juego de la serie Call of Duty con un acabado algo inferior. La corta duración del modo campaña y la previsibilidad del cinematográfico guión, a cargo de John Milius (coautor del guión de la famosa película bélica Apocalypse Now), hacen que las expectativas puestas en el caigan en picado.
Swords & Sorcery: Sus hermosos gráficos pixelados sorprendieron a la prensa y a los aficionados, fue amor a primera vista. Nos ofrecía pequeños detalles por un escenario inmenso, una coloración propia de una vetusta Gameboy, el control de juego habitual en las aventuras gráficas (point and click) y una historia sencilla pero clásica. Pura nostalgia que para bien o para mal puede llegar a atragantar, cual cariño, por repetición.
Cosas Relacionadas:
Playstationgate, los hackers y el mundo: Durante el presente año hemos podido observar como Sony, Nintedo, Codemasters, Square-Enix y otras grandes empresas eran atacadas de una manera brutal donde más les duele, en la confianza que sus usuarios depositan sobre ellas. Los datos albergados en los servidores de estas compañías fueron expuestos en algún grado a atacantes externos, hackers, bien fuese como método de protesta o tal vez como un simple robo, en todos los casos uno de los perjudicados siempre fue un usuario. Y pese a la posible sombra de la negligencia, les deseamos a todas las compañías la mejor de las suertes, pues al fin y al cabo, de su suerte depende la de nuestros datos.
Electronic Entertainment Expo, E3: En la presente edición, como en muchas otras, pudimos ver el continuismo habitual por todos los productos y franquicias de la gran mayoría de las compañías. Parece que la industria del videojuego ha terminado de suplantar a la cinematográfica y nadie quiere dejar escapar a ningún personaje popular o historia famosa. Esta tendencia también ha estado presente en las presentación de hardware, donde pudimos ver que en casi todos los casos los fabricantes apostaban de nuevo por los productos que ya habían creado en años anteriores. Esta tendencia en realidad no es para nada reprochable, el celo por las apuestas de cada empresa es compresible, y la única decepción viene por el ansia que se esconde en cada usuario o profesional de ser impresionado de nuevo. Aunque, por otro lado, no hay nada peor que una supuesta sorpresa que se revela como algo totalmente cotidiano.