Sin más pretexto que una mecánica de juego directa se presenta ante nosotros a Lumby la lombriz. Y nuestro cometido es guiar hasta que nuestra paciencia o habilidad aguante a este gusano completamente impersonalizado a través de túneles, esquivando las paredes y algún obstáculo ocasional. En caso de errar en nuestra dirección Lumby acabará perforando el material, pero dependiendo del mismo avanzaremos a una velocidad u otra. Detalle importante el de la velocidad porque mientras guiamos al gusano el nivel del agua subterránea sube sin parar y puede acabar con nosotros. Las distintas pantallas varían los materiales y el aspecto del juego levemente, pero tal vez no lo suficiente para evitar el tedio.
Mola para unos minutos, pero es bastante feo.