He de confesaros algo: desde que empecé a jugar a este juego no he podido dejar de tararear la sintonía de “Abogada soltera”, la parodia de Ally McBeal que organizaban en Futurama para salvar el planeta. El resultado es que este ha acabado siendo el nombre extraoficial de Love & Order en mi casa y alrededores.
Simulador de citas con toques de novela interactiva, Love & Order nos permite ocupar el papel de Dana Larose; estudiante y secretaria novata en una pequeña fiscalía de distrito canadiense que, en su primer día de trabajo, descubre un viejo caso cerrado de forma sospechosa. Con este punto de partida nuestra misión como Dana consiste en equilibrar la estresante vida de una secretaria con bajos ingresos, la resolución del misterio y una posible historia de amor con alguno de nuestros superiores.
De entrada, la propuesta de Love & Order resulta atractiva por su originalidad, al menos para nuestros estándares. Mientras en Japón esto de los simuladores en los que tenemos que llevar una vida y construir una relación son toda una institución (Tokimeki Memorial), en occidente los vemos con cuentagotas y casi siempre asociados al género erótico. Si a esto le sumamos que el mundo de las oficinas no está demasiado explotado como trasfondo, la existencia de una protagonista femenina normal y corriente (nada de superheroínas con vestidos ajustados), y una sub-trama con misterio incluido, los amantes de lo poco convencional no podemos evitar que nos llame la atención. Que la autora de la historia sea Christine Love (Digital: A Love Story), resulta la guinda del pastel.
Con estos mimbres la perspectiva de estar ante un juego interesante no es descabellada pero el resultado final se queda a medio camino. La primera impresión es buena, con un aspecto gráfico muy digno y una mecánica sencilla donde, además de preocuparnos por las relaciones, debemos controlar que el estrés no acabe desbordando a nuestra protagonista. Esta gestión del estrés resulta clave en el desarrollo del juego. Por ejemplo, si este aumenta en exceso nos impedirá hacer frente al trabajo y dificultará el trato con el resto de personajes. Para combatirlo habremos de relajarnos de vez en cuando ya sea intentando no trabajar fuera de horas, saliendo a comer o jugando un rato con el ordenador.
Hasta aquí todo pinta bien. El problema viene cuando, tras un par de horas, completamos nuestra primera partida. Una vez conseguido este primer resultado, sea cual sea, la fórmula del juego empieza a dar muestras de agotamiento a causa de una alarmante falta de opciones. Los sitios que podemos visitar tan solo tienen una finalidad, no hay sorpresas o encuentros aleatorios, las citas son bastante lineales… En definitiva, poca variedad fuera de la trama principal. Por otra parte, las historias de los diferentes personajes son un tanto planas y nunca acabamos de llegar a conocerlos o entender sus motivaciones.
Aunque Love & Order tiene destellos de calidad, como la interesante relación con la abogada Dorothy, y buenas ideas (introducir un misterio a resolver es un gran detalle), al final nos encontramos con que el planteamiento del juego como simulador de citas acaba deviniendo una ficción interactiva más bien lineal y falta de profundidad. Esto, en un género que requiere historias con muchas variantes para poder volver a jugarlas, es mortal de necesidad.
Ahora bien, aún con sus fallos, todas las féminas que han pasado por mi casa se han sentido bastante interesadas por el juego y su desarrollo. Tal vez este no sea su mejor representante, pero ciertamente estas novelas románticas interactivas pueden tener su público. Esperemos ver más en el futuro.