Es divertido revisar cómo pasa el tiempo y cuáles son nuestros argumentos a lo largo del mismo. En 2010 por fin caímos en la cuenta de la existencia de Kairosoft con Game Dev Story, un port de un juego antiguo de la compañía adaptado a dispositivos móviles. No era algo nuevo, pero no había llegado antes a nuestras tierras. En aquella época eramos muy aficionados a realizar cortas reseñas, de apenas unas líneas, que aparecían de manera aleatoria por los rincones de la web. Fue un título interesante que llegó cuando el mercado de videojuegos de Android apenas estaba despegando y, pese a todo, es posiblemente el título de Kairosoft del que menos hemos hablado.
Un título sobre hacer [ponga aquí su producto]
La cabecera del presente párrafo es casi el comienzo de aquella reseña sobre Game Dev Story que mi compañero Ramón Nafria firmó cuatro años atrás, y resume la premisa de prácticamente todos los videojuegos que he podido jugar o de los que he oído hablar provenientes de esta empresa. El título del que hoy hablo no es una excepción. Mogul Magazine retoma en Android y sin ninguna vergüenza los mismos mecanismos que la empresa japonesa explota en la mayoría de sus obras, pero en esta ocasión ambientando la gestión en una editorial que publica una revista con un tema distinto en cada número.
En casi todos los trabajos de Kairosoft se nos plantea un escenario de gestión donde una entidad que comienza debe prosperar a lo largo de una larga temporada. La temática de la entidad suele cambiar, pero los mecanismos por los cuales se rige el juego apenas se mueven. Con una plantilla básica se nos plantean una serie de hitos que, según el título, suelen ir desde lanzar un producto nuevo a mantener ciertas cifras económicas. Debemos encomendar a los empleados las distintas tareas que deben desarrollarse para que el proyecto se lleve a cabo con éxito y, dependiendo de sus habilidades, las desarrollarán con mayor o menor calidad. Se permite, claro, contratar personal.
Como en la mayoría de los títulos de esta desarrolladora, existen pequeñas excepciones a la infernal iteración de cada proyecto: a veces ocurren eventos externos que alteran levemente la dinámica de trabajo; en otras ocasiones debemos usar objetos que cambien las estadísticas a nuestro favor o puede que algún empleado solicite que realicemos una mejora concreta en el proyecto. Pero, en esencia, siempre estamos jugando al mismo juego.
Salen como churros, pero la gente los sigue comprando sin descanso…
¿Dónde está el truco?
Mi compañero Antonio López, jugador empedernido de títulos de gestión, lanzaba esa pregunta retórica en su extensa reseña de otro de estos juegos, Cafeteria Nipponica. Afortunadamente, también la contestaba: todos tienden a utilizar la misma mecánica una y otra vez pero también modifican algún aspecto sustancial para mantener cierta incertidumbre. No lo suficiente como para dañar la fórmula y que el camino deje de ser familiar, pero lo bastante como para que al salir del videojuego no seamos verdaderamente conscientes de la escasa magnitud del cambio; o, mejor aún, como para que no nos importe.
Mogul Magazine también tiene esa pequeña dosis de irregularidad. Mientras que en otros títulos la popularidad de nuestro producto venía dada por modas que no podíamos controlar, esta vez debemos enviar a nuestros investigadores a recabar información y averiguar sobre qué temas hay que escribir, de modo que interesen a los habitantes del pueblo.
Tal vez el añadido más interesante venga de la participación en el ayuntamiento. En un momento dado de nuestro periplo empresarial se nos invitará a presidir un comité en el ayuntamiento, desde el que podremos promover actividades con el fin de mejorar la calidad de vida de nuestra ciudad y aumentar el número de posibles compradores de la revista, o incluso influir en sus opiniones. Todo vale para acrecentar el número de lectores potenciales, incluso comenzar intercambios culturales para generar la posible anexión de un pueblo cercano a nuestra ciudad.
Es más de lo mismo, pero está tan bueno…
Echando la vista atrás es imposible no ver que Kairosoft se ha mantenido impertérrita en lo que sabe hacer. La fórmula se repite sin excepción. La mecánica de Magazine Mogul nos fuerza a pasar inevitablemente por el lento arranque, sin atajos, y a centrarnos en pequeñas tareas dentro de una obra aparentemente extensa, pero nos ofrece pequeñas recompensas. Incorpora infinidad de guiños y bromas para evitar el tedio de la repetición. Y para cuando queremos comenzar a sopesar si realmente merece la pena dedicarle el tiempo que requiere, prácticamente hemos acabado su ciclo y cada nueva obra ocupa el tiempo de una de las primeras tareas: ese es su verdadero secreto.
La temática es tan solo una excusa para acercarnos a este tipo de juegos, y los cambios en las reglas la razón que encontramos para justificar el gasto de tiempo. En el fondo hay algo especialmente divertido en planificar tareas con éxito, y los títulos de Kairosoft lo tienen… Magazine Mogul no es una excepción.