Cuando Microsoft lanzó al mercado su XBOX 360 pocos pensaban que su catálogo de juegos fuera tan variado. Si en su antecesora primaban los juegos de acción en primera persona y los juegos de rol venían a ser de corte occidental y de escaso predicamento, en la presente generación Microsoft ha apostado por el género nipón por excelencia (a parte de las novias virtuales), el juego de rol japonés.
Prueba de ello es la financiación de Mistwalker, compañía de Sakaguchi, padre de los Final Fantasy, o los dólares que hicieron que el próximo Final Fantasy vaya a ser multiplataforma. De esta forma, y casi de puntillas Tri-Ace nos obsequió con un título exclusivo para la consola de la compañía de Redmond, un Action RPG clásico realmente entretenido.
Capell, héroe por accidente
La historia nos introduce en un mundo anclado a la luna mediante cadenas. Esta circunstancia otorga a la población ciertos poderes, utilizados por un bando para esclavizar de una forma cruel al resto de territorios. Es en esta tesitura en la que tomamos control de Capell, un muchacho que tiene una extraordinaria semejanza a Sigmund, líder de la resistencia, la fuerza encargada de cortar las cadenas que enlazan a la Tierra con la Luna y restablecer el orden. Debido a esta semejanza Capell es hecho preso y posteriormente rescatado por Aya, que creía estar rescatando a Sigmund, entrando accidentalmente en la vorágine de acontecimientos que sucederán hasta el final de la aventura.
La trama parece de inicio ridícula, y los primeros pasos en Infinite Undiscovery juegan con ello para establecer golpes de humor. El problema radica en que los primeros pasos se alargan mucho, tanto que ocupan el primer DVD casi al completo, a lo largo de un tiempo en el que vamos conociendo a los muy abundantes personajes secundarios que posteriormente darán fuerza al desarrollo del juego.
Técnicamente correcto
El equipo de Tri-Ace nos presenta un motor gráfico robusto, capaz de aguantar sin problemas los innumerables efectos de luz de las multitudinarias batallas. A costa de utilizar unos modelos que, si bien no son de baja calidad, no llegan al nivel de títulos anteriores al que comentamos. Esto influye también en los escenarios, y paradójicamente son los exteriores los mejor parados, mientras que los interiores pecan de simplistas y repetitivos.
Por su parte, las escenas de vídeo tienen una calidad aceptable, pero nula sincronización labial. Es bastante frustrante ver que los personajes representan las emociones de una forma correcta mientras que su boca permanece cerrada en mitad de un monólogo: resta bastante inmersión a una historia que, sobre todo en su segunda mitad, acelera y llega a tener momentos realmente dramáticos.
Sistema con posibilidades
Si nos aplicamos a analizar el sistema de juego, podemos definir este Infinite Undiscovery como un gran cúmulo de buenas ideas. Demasiadas, de hecho, puesto que en un juego de no llega a 30 horas (sin contar extras de combate para alargar la vida del juego) es imposible llegar a dominar y exprimir todas las posibilidades de creación de objetos y combinación de habilidades de combate que se nos presentan.
El sistema básico de combate consiste en la alternancia de golpes ligeros y fuertes junto a la posibilidad de establecer dos habilidades especiales. También existe la posibilidad de cubrirse de los ataques enemigos, pero la sincronización ha de ser tan concreta que hará que lo olvidemos tempranamente. No es difícil llegar a controlar a Capell (único personaje plenamente jugable de la aventura), como tampoco es difícil compenetrarse con el grupo que controla una aceptable IA, que además responde de una forma correcta a las diferentes órdenes básicas que se les puede dar con la cruceta.
Además del movimiento de exploración y combate, el juego presenta muchas mas posibilidades. La creación de objetos hace acto de aparición, de forma realmente interesante y efectiva. Los personajes pueden tomarse una pausa para crear objetos y encantamientos con los materiales que vayan comprando o recolectando de sus combates, y si alcanzan una cierta habilidad, su nivel de creación aumentará, dando la posibilidad de crear más equipamiento o encantamientos más poderosos. Esto es una parte importante del juego, pues permite conseguir armas y armaduras más avanzadas que las que podrías conseguir en ciertos momentos. Por otra parte existe el sistema de enlace de habilidades; en cualquier momento podemos “unirnos” a otro personaje, ya sea en población o mazmorra. Este sistema, que se llega a utilizar por obligación en las dos primeras mazmorras, cae en el olvido rápidamente porque no es necesario en absoluto para el avance. Una lástima, pues el partido que se le podría haber sacado en lo que acertijos y puzzles se refiere era infinito.
Recomendable… para los que se defiendan en inglés
En conclusión: Infinite Undiscovery es un buen juego, no muy extenso pero agradable de jugar. Posiblemente podrían haber sacado mas partido de algunas habilidades que se quedan a medio gas, o tal vez podrían haberle dado un inicio más explosivo para no apelar tanto a la paciencia del jugador hasta que la historia atrapa por completo (que viene a ser cuando la aventura ya está bastante avanzada), pero a cualquier aficionado a este tipo de juegos le gustará.
Hay que mencionar el mayor lunar del juego, su nula localización al castellano. A los jugadores de mi quinta no les sorprenderá, pues hemos visto cómo ni siquiera juegos como el Ocarina of Time han llegado en nuestro idioma (sin remontarnos a los tiempos de NES o Master System donde ver un juego en castellano era una utopía), aunque hay que reconocer que en esta época, cuando el videojuego ha dejado de ser minoritario para convertirse en un fenómeno de masas, es un poco vergonzoso que distribuidoras como Square-Enix no cuiden estos detalles.
Y Corven Crow que opina?