A veces, no puedo evitar reírme irónicamente cuando leo según que noticias de los mismos medios generalistas, intentando relacionar un episodio violento con los videojuegos. El discurso es siempre el mismo: Una tragedia ha ocurrido por culpa de que el desequilibrado en cuestión jugara mucho a videojuegos (y como no, cuanto más se obvie el hecho de que fuera un desequilibrado, mejor). Lógicamente, no me río por la tragedia, sino por un detalle en el que pocos caen en la cuenta. Los videojuegos de hoy en día, en cuestión de violencia, no son nada en comparación al gore del que hacían gala determinados juegos de hace un tiempo. De hecho, la violencia que hay hoy en día en cualquier tipo de medio artístico es ridícula si la comparamos con la «libertad» de la que gozaban algunos artistas en la década de los ’80 y parte de los ’90.
Hotline Miami, el primer título del estudio indie Dennaton y compuesto por únicamente dos personas, parece querer poner de relieve esta situación, algo que se nota en detalles como el hecho de que el juego tenga un copyright del año 1989. Quizá os incluyáis en ese grupo de jugadores que creen que los juegos actuales son muy violentos. En ese caso, seguramente necesitéis recordar lo que es jugar a un juego que te pone en la piel de un asesino maniático, la sensación que supone sentirse asqueado por apenas un puñado de píxeles en diferentes tonos de rojo y, cómo no, todo envuelto en una jugabilidad tan desafiante como simple, con el objetivo de frustrarnos cada vez más con cada muerte. El objetivo de Hotline Miami es realmente sencillo, matar a todo lo que se mueva… si es que ese todo no acaba con nosotros primero. Casi todos los niveles del juego repetirán el mismo esquema, despertando en nuestro apartamento, saliendo de la cama, y yendo a ver nuestro contestador. Una vez le demos al play, tendremos que tomar buena nota del mensaje. De forma discreta, y siempre hablando en clave, un anónimo nos pedirá que le hagamos un favor: Dar unas clases particulares a unos jóvenes traviesos, entregar unas galletitas, ir a una cita a ciegas con una amiga; sutiles eufemismos que esconden contratos de asesinato. Nuestro protagonista, sin nombre, es un matón a sueldo, y se gana la vida yendo a donde sea necesario, acabar con todo lo que se mueva, y volver vivito y coleando, únicamente para poder tomar otro trabajo al día siguiente.
Una vez sepamos los detalles de nuestro próximo trabajo, nos subiremos a nuestro coche, conduciremos hasta el lugar del encuentro (automáticamente, que esto no es un GTA), nos pondremos una máscara de goma, y no podremos abandonar el lugar o avanzar hasta el siguiente piso hasta que no hayamos decorado las paredes con los sesos de todas y cada una de las personas que nos encontremos. Un objetivo tan simple va también de la mano de un control también increíblemente simple y efectivo. El juego se nos mostrará en una vista cenital, muy parecido al estilo que lucía en su día juegos como Dreamweb. Por un lado controlaremos al personaje con el clásico WASD, dejando la función de apuntar y girar al personaje al ratón. Con un clic usaremos el arma que tengamos equipada, desde puñetazos hasta fusiles de asalto pasando por el favorito de los tíos chungos en general, el bate de beisbol, y prácticamente ya tenemos todo lo que necesitamos para realizar auténticas carnicerías. También tendremos que tener cuidado con nuestras víctimas, ya que quizás se tiren al suelo antes de que hayamos acabado con ellas, siendo muy recomendable comprobar, pulsando Espacio, que no podemos rematarlos. Creedme, es muy frustrante dar por hecho que has acabado ya con todos los enemigos del nivel, para que justo nuestra última víctima se levante y nos pegue un tiro entre ceja y ceja. Y es que en otros juegos, un tiro entre ceja y ceja seguramente le siente a nuestro personaje como la picadura de un mosquito, un aviso algo macabro de que debemos girarnos y acabar con el enemigo, nada más lejos de lo que sucederá en Hotline Miami. Un sólo tiro, un sólo puñetazo serán capaces de acabar con nosotros. El juego es increíblemente realista en esto, nadie duda que en la vida real raro es el que es capaz de sobrevivir a un disparo, o seguir de pie tras un puñetazo bien dado, y tampoco precisaremos de más para acabar con nuestros enemigos en el juego. Pero los matones a los que nos enfrentaremos lo tendrán igual de fácil para acabar con nosotros, lo que provocará que la gran mayoría de las veces la diferencia entre sobrevivir a un enemigo o morir y tener que volver a empezar la fase actual sea algo tan tonto como quién ha tenido la suerte de disparar primero.
Como consecuencia de todo esto, los niveles de Hotline Miami se convierten en una experiencia de prueba y error en el que el más mínimo desliz conllevará un castigo brutal, siguiendo el estilo de juego old school que perseguían otros títulos indie recientes como Super Meat Boy. Conforme se vayan acumulando nuestras muertes, iremos aprendiendo a jugar mejor al título, nos daremos cuenta de que los enemigos suelen responder a determinados patrones de comportamiento. También aprenderemos que si entramos a lo bestia en una habitación, seguramente el único que acabe muerto seamos nosotros. Con la experiencia, acabaremos apreciando la ventaja táctica que nos ofrecerán los elementos del entorno, como las puertas o los diferentes efectos de las armas, consiguiendo que el combate nos resulte un poquito más fácil. Sí. Tan sólo un poquito.
Una vez se enfríen los cañones de las armas, y el silencio invada el nivel en el que nos encontremos, aprenderemos a apreciar los detalles del título. Nos fijaremos en su pixelart, un estilo artístico muy curiosamente empleado para un juego tan terriblemente violento. Como decía en la introducción, volveremos a apreciar cuan grotescos nos pueden parecer apenas tres gamas de rojo, reconocer entre los píxeles lo que un rato antes, supuestamente, representaba a un ser humano. Si a esto le añadimos el efecto de «drogado» que tendremos a lo largo de todo el título y la estrafalaria atmósfera que proyecta su banda sonora, llegará un momento en el que nos sintamos totalmente metidos en el juego, que podamos intuir que pasa por la cabeza de nuestro desquiciado protagonista, e incluso empecemos a odiarlo por sus acciones. Entonces recordaremos que esto es tan solo un videojuego, claramente irreal y falso, pero no podremos evitar hacer un poco de introspección y pensar cómo nos sentimos al respecto de todos los hechos que Hotline Miami nos mostrará por pantalla.
En resumidas cuentas, Hotline Miami es un juego que tiene a la violencia como su único y gran objetivo, hacernos pasar un rato entretenido machacando cabezas, destrozando torsos, todo en un mundo de fantasía macabra ambientada a finales de los ’80. Quizá seáis el tipo de jugador que adora este tipo de violencia gratuita y el gore, que os encante la sensación de tranquilidad que os invadirá tras sobrevivir a algo tan brutal como es asaltar la sala de un restaurante lleno de matones armados con metralletas, en cuyo caso disfrutaréis como enanos con este título, descubriendo su atípica historia y rejugando cada nivel para encontrar nuevas y más eficientes maneras de completarlos. O quizá no lo seáis, odiéis las dificultades de los juegos de hace años, y ya encontréis perturbador la mera idea de que se ensangriente la pantalla en los shooters de hoy en día para indicarnos que estamos perdiendo salud. En mi caso concreto, Hotline Miami está en ese punto justo en el que deja de ser una experiencia de entretenimiento, y pasa a ser algo demasiado chocante y gratuito, pese a ser tan solo un puñado de pixeles dispersos por la pantalla. Que conste que os he avisado.
Cada vez que veo algo de este juego me interesa MENOS. Me parece muy curiosa la obsesión que hay en todos los medios, especialmente los más indies, de ensalzarlo. A nivel personal me parece mierda de la peor 🙂
Yo me lo pillé por curiosidad y la verdad es que me encanta, pues me recuerda a los dos primeros Grand Theft Autos (para mí, los mejores) y, en lo visual, al DreamWeb (que, ese sí, reconozco que era un ñordo de juego, pero en su momento me encantó su estética).
A mi me llamo la curiosidad este titulo cuando salio en steam, pero sinceramente prefiero otros juegos antes que otro mata mata xD. Al menos me alegro que el juego haga ruido para que la empresa siga hacia adelante.
@Ramón: Supongo que será una forma de ensalzarlo, porque te guste, o no te guste, hay que reconocer que el juego es algo que ya no se ve en unos AAA cada vez más políticamente correctos. Y eso no se lo pienso quitar al juego, pero… nada mas.
@Sirs: Hay que reconocer que se parece un poco en estética a GTA, pero más allá de eso… En el GTA original no habia nada que sucediera fuera de una calle (A diferencia de este), y el objetivo del juego era más conducir y jugar con/contra hormiguitas que en este. Y perdoneme usted, pero DreamWeb era un GRAN juego xD.
@Alicia: Uf, esperemos a ver cuanto ruido hace el juego. Que como los medios generalistas se den cuenta de esto, ya tienes justificación para mil masacres en todo el mundo…
Bueno, ya me lo he acabado. La verdad es que al final cansa un poco, pero resulta bastante gratificante, especialmente por ese precio.
@Alejandro Dobeson Quizás tendría que haber sido más específico, me recuerda a los dos primeros grand theft autos cuando pillabas un arma y te liabas a tiros por la calle (lo de interiores y exteriores lo veo irrelevante). Y el Dreamweb, no sé, supongo que es cosa de gustos, a mí no me gustó demasiado el juego en sí (y la prensa de la época se lo comió vivo), pero la estética sí que la recuerdo impactante.
A mi me ha dejado frío, frío…